El humo de soldadura se compone de una mezcla de diversos gases y humos metálicos. Su composición varía en función del método de soldadura y del material tratado.
Normalmente, el humo de soldadura incluye las siguientes sustancias:
- Óxidos de hierro: óxidos de aditivos y diversos grados de acero; por ejemplo, manganeso, cromo, níquel, calcio, cobre, potasio, bario
- Fluoruros: óxidos de estructuras pintadas o estructuras con otros tratamientos superficiales; por ejemplo zinc, plomo, cromo
- Gas de protección como una impureza: argón, dióxido de carbono, helio
- Gases generados cerca del arco eléctrico: monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono
Los soldadores se exponen a un riesgo de cáncer de pulmón un 20–40% superior con respecto al caso de los empleados de oficinas, por ejemplo. Entre los soldadores, el riesgo de asma se duplica en comparación con los empleados de oficinas. Al evaluar los riesgos permanentes para la salud relacionados con la soldadura, debe considerarse el riesgo de enfermedad específico del empleado, incluyendo atopía y particularmente el tabaquismo, que aumenta adicionalmente el riesgo de cáncer de pulmón de un soldador y debilita considerablemente sus funciones pulmonares cuando se combina con las cualidades del humo de soldadura que irritan el tracto respiratorio.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) analizó recientemente la evidencia científica y llegó a la conclusión de que la exposición a los humos de soldadura de acero, incluso en el caso de los aceros dulces, puede causar cáncer de pulmón e incluso cáncer de riñón. Entre las enfermedades del tracto respiratorio causadas por humos de soldadura se incluye la fiebre por inhalación de humos metálicos, que puede derivarse de la soldadura de acero galvanizado, por ejemplo.
La responsabilidad del empleador para un entorno de trabajo saludable
De acuerdo con la legislación laboral, el empleador asume la responsabilidad de proporcionar un lugar de trabajo seguro y saludable. Para garantizar esto, el empleador debe ser consciente de los efectos perjudiciales y de los riesgos en el lugar de trabajo, y debe gestionarlos. El empleador tiene la obligación de monitorizar el entorno de trabajo, identificar y evaluar los riesgos relacionados con la actividad laboral e implementar las medidas correctivas necesarias. Además, debe monitorizar los efectos de estas medidas sobre la seguridad y salud en el lugar de trabajo.
La solución: ventilación por aspiración local o purificador de aire
La ventilación por aspiración local se utiliza para eliminar polvo, humo, productos químicos, olores, gas de soldadura u otras impurezas del aire de una zona de trabajo. Si no se gestionan las impurezas en el lugar en el que se originan, se dispersarán por todas las instalaciones de trabajo.
En el caso de la ventilación por aspiración, el inconveniente es la energía que se derrocha a través de los ventiladores de aspiración: soplan aire templado de la instalación al aire exterior. Esto provoca pérdidas de energía importantes, especialmente en invierno, lo que implica que exista la necesidad de mejorar la recuperación de calor.
Cuando se selecciona un purificador de aire, debe identificarse primero la calidad de las impurezas en la instalación, ya que los purificadores están optimizados para diferentes tipos de partículas, sustancias gaseosas o niebla de aceite. Numerosos purificadores tienen también en cuenta la estratificación de las impurezas en el aire interior de las instalaciones: los purificadores toman el aire a una altura de 2,5 metros y a alturas superiores y soplan aire purificado desde la parte inferior del dispositivo en el nivel exacto en el que los empleados trabajan. De esta manera, se reduce la necesidad de enfriar el aire de sustitución, ya que no se sopla el aire impuro fuera de las instalaciones, lo que a su vez permite reducir costes energéticos.
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